¿Te preguntas por qué tu bebé no duerme bien si “lo haces todo bien”?
La verdad es que el sueño infantil no depende de un solo factor. Es como una sinfonía: si un solo instrumento desafina, todo se descoordina. Y muchas veces, esos “desafines” son invisibles para los padres. Por eso creé esta lista de verificación detallada: para que identifiques, punto por punto, qué podría estar afectando el descanso de tu bebé (¡y el tuyo también!).
Los 15 factores claves que debes revisar hoy mismo:
1. Temperatura de la habitación: ¿Hace calor o frío? El rango ideal es 20-22°C.
2. Ambiente oscuro: La melatonina necesita oscuridad. Cortinas opacas en Estados Unidos.
3. Ruido blanco: Puede bloquear sonidos externos que interrumpen el sueño.
4. Rutinas previsibles: ¿Tu bebé sabe qué esperar antes de dormir?
5. Alimentación adecuada: El hambre o la sobrealimentación pueden sabotear el descanso.
6. Contacto físico y apego seguro: ¿Tu bebé se siente contenido emocionalmente?
7. Horarios de siestas y sueño nocturno: ¿Está durmiendo según su ventana biológica?
8. Estimulación adecuada durante el día: Ni demasiado, ni muy poca.
9. Sobreestimulación antes de dormir: Las pantallas, juegos intensos o luces fuertes interfieren.
10. Dependencia para dormir (brazos, pecho, movimiento): No son errores, pero pueden volverse obstáculos.
11. Estado emocional del cuidador: Los bebés perciben el estrés.
12. Regresiones del sueño: ¿Tu bebé está en una etapa de desarrollo intenso?
13. Dolores o molestias físicas (dientes, gases, reflujo): Importante descartar causas médicas.
14. Transiciones recientes: Mudanzas, cambios de cuidador, inicio del jardín… afectan más de lo que creemos.
15. Desajuste entre expectativas y realidad: ¿Esperas que tu bebé “duerma toda la noche” antes de estar listo?